A Héctor Carreto.
Por Vicente Quiriarte.
Escúchame bien, maestro,
mientras contemplo tu madonna
y su perfil por el que nace el día:
La que vive en estos versos
no inspiró el soneto mas diamante de Petrarca
y si caminó por las calles de Florencia
fué cobijada por alas de Alitalia
o por el ángel que corona nuestra independencia.
Ella ama, suda, come y duerme, como todas
y ocupa, como todas,
un solo lugar en el espacio.
Pero ella, como tu Lucrezia Buti
que ahora veo y no veo en ese perfil
por el que navegan los peces en el cielo,
al despertar se mira en el espejo
y otorga voz de plata a las paredes.
A esa hora cantan los pájaros
desde los Indios Verdes al Ajusco
y salgo feliz, seguro como tú, Filippo Lippi,
de que sostengo por el mango la lanza de Amadís.
FILIPPO LIPPI
Fra Filippo Lippi, tuvo una vida desarreglada y desaforada. Fué un fraile de los llamados en la Edad Media "goliardos", que eran monjes vagabundos dados al vino y al ocio. Sin embargo, no cabe duda que era muy trabajador, porque dejó una gran cantidad de obras, sin contar las que se perdieron. Sus madonnas son célebres, sobresaliendo la de los Uffizi, para la que se supone le sirvió de modelo Lucrezia Butti, una novicia que raptó del convento de Santa Margarita de Prato, y a la que luego hizo su esposa y madre de Filippino Lippi. La boda la realizó bajo la presión del Medici Cossimo el viejo, quien apreciaba mucho su arte , consigue una dispensa del Papa Pio XII para Filippo y así evita un mayor escándalo.Sus madonnas tienen un aire de sentimentalismo, que después su alumno Sandro Boticelli eliminó de sus madonnas gracias al influjo de su segundo maestroPollaiuolo.
MADONNAS DE FILIPPO LIPPI.-
Amante y lector de la Ciudad de México, Vicente Quirarte (Ciudad de México, 1954) se ha dedicado desde su primer libro a trazar mapas poéticos, ensayísticos y narrativos en el papel más perdurable y frágil: la memoria. Director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, Vicente Quirarte es poeta, dramaturgo, académico de la lengua y uno de los más prolíficos ensayistas de la literatura mexicana.Los intereses de Vicente Quirarte oscilan entre la poesía y el ensayo, entre la narrativa y el teatro, entre la obra de los Contemporáneos y los monstruos ficcionales .Quirarte ha escrito ensayos puntuales, como son La poética del hombre dividido en la obra de Luis Cernuda, Perderse para reencontrarse: Bitácora de Contemporáneos y El azogue y la granada. Gilberto Owen en su discurso amoroso. Con el mismo detalle ha publicado textos de literatura cotidiana como los que conforman Enseres para sobrevivir en la ciudad, y ficciones que no prescinden de la realidad, como El amor que destruye lo que inventa e Historias de la historia.En el 2003, Vicente Quirarte fue admitido como miembro numerario de la Academia Mexicana de la Lengua. Los requisitos establecen que quienes ingresen en la Academia tengan obra escrita, sean propuestos por tres miembros de la institución (en su caso lo promovieron Miguel León Portilla, Clementina Díaz y Pascual Buxó), sean ciudadanos mexicanos, nativos o naturalizados. El académico que ingresa tiene la obligación de hablar total o parcialmente sobre su antecesor. El “enorme privilegio” de ocupar la silla trigésimo primera de la institución lingüística fundada en 1851, que anteriormente perteneció al poeta Carlos Pellicer, motivó a Quirarte a escribir no sólo acerca de la obra del tabasqueño, sino sobre toda la generación literaria a la que perteneció: los Contemporáneos.El discurso de Quirarte el día de su entrada a la Academia fue una emotiva y lúcida cavilación sobre ese “archipiélago de soledades” al que perteneció Carlos Pellicer. En él, Quirarte enlistó a la decena de poetas de este movimiento generacional surgido en la primera mitad del siglo 20 por orden de aparición: Carlos Pellicer, Bernardo Ortiz de Montellano, Enrique González Rojo, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Xavier Villaurrutia, Elías Nandino, Jorge Cuesta, Gilberto Owen y Salvador Novo.El lector atento, el escritor certero y el paseante que es Quirarte convergen en una reconstrucción de las muchas ciudades que conforman la Ciudad de México en Elogio de la calle. Biografía literaria de la Ciudad de México 1850-1992.“Toda ciudad tiene su libro y algunas no pueden pensarse sin la relación con el escritor que las simboliza”, afirma Quirarte, que en Elogio de la calle recrea el transcurrir de los paseantes y novelistas por las calles, lugares públicos o en las banquetas, para abordar los diálogos que cada creador establece con una ciudad convertida en personaje, y así otorgarle a la vagancia un lugar dentro de las bellas artes.La odisea del hombre por la calle remite a los salones de baile, los cafés, las estaciones, plazas, cines o puentes como el de Nonoalco, que lo mismo aparecen en Nueva burguesía, de Mariano Azuela, o en La región más transparente, de Carlos Fuentes. Su intención es que el lector identifique en cada calle, en cada muro, un acumulador de energía de los escritores que han vivido y escrito sobre ellos.
AVENIDA INSURGENTES CON METROBUS
Los Indios Verdes en su localización actual, son esculturas de bronce que han adquirido un color verde por la capa de óxido, pátina, adquirida por el paso del tiempo. Itzcóatl a la izquierda es un hombre joven y porta una espada de madera con cuchillos de obsidiana, un macuahuitl, fue el cuarto tlatoani azteca. En 1939, ocuparon la glorieta de acceso a la Ciudad de México, cuando se entraba por la vieja carretera de Laredo, actualmente y desde los años 70 se encuentran en un lugar cercano, denominado estación Indios Verdes de la línea 3 del Metro
FILIPPO LIPPI nació en 1457. Quinientos años después, en 1957, LOUIS PRIMA músico italiano canta con Keely Smith "THAT OLD BLACK MAGIC"
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